“ANTONIO, ¿CUÁNDO LLEGAREMOS A SEVILLA?”
Tras estas palabras se encerraba la locura del exilio. El norte por delante, la muerte acechando entre las paredes de un hostal. Ana Ruiz, madre de Antonio Machado, le preguntaba a su hijo por la patria chica, mientras se alejaban de la grande, rota en dos mitades, empecinada en sus envidias y en su ombliguismo.
La
fatalidad del destino se fue tejiendo en aquellos últimos días de la vida del
poeta Antonio Machado. Pero los homenajes que se le rinden por el 75
aniversario de su muerte (22 de febrero) demuestran que está más vivo que nunca
y que dejó mucho para celebrar. El hombre que dio profundidad inolvidable a los
campos de Castilla sufrió apenas un mes de exilio en el pueblito francés de
Colliure cuando ya la causa republicana estaba casi perdida, por la inminente
ocupación de Barcelona. La
España franquista trató de borrar las huellas que había
dejado en la cultura y la enseñanza. Pero no tuvo éxito. Si Machado fue el
poeta del abandono y la ausencia, se hace muy visible y presente en los
homenajes con motivo del aniversario de su fallecimiento en Madrid, Andalucía,
Segovia y en Soria. El acto central será en Colliure este fin de semana.
En el
Ateneo de Madrid, al que el sevillano estuvo muy ligado y donde conoció a
personajes centrales para su arte, se talla su recuerdo este viernes con un
acto en el que participan Leonor, la sobrina del poeta, con el que convivió
cuando era niña; una mujer ahora ya nonagenaria con energías para hablar de su
tío. Antonio Machado es más símbolo que nunca porque preconiza la España de la rabia y de la
idea”, asegura un entusiasmado Miguel Losada. Un batallón de poetas venidos de
distintos puntos de la geografía recitarán durante dos minutos versos del autor
de Soledades. Veteranos y
más jóvenes poetas españoles confluyen en el acto: desde Juan Carlos Mestre,
Ana Rossetti, Javier Lostalé, Angelina Gatell, Ángel Guinda a Jordi Doce, María
Antonia Ortega, Balbina Prior, Ángel Rodríguez Abad… “Antonio Machado se ha
asociado con la Transición
y con las canciones de Serrat, ¡pero es un mundo! Lo bonito es una visión
plural…”. Que hayan sido invitados poetas jóvenes va en pro también de esa
amplitud de miras sobre su obra.
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